Sé que a veces puedo ser desagradable y se que eso no es una virtud ni un aspecto positivo de mi personalidad. También sé que hay días felices y días deprimidos, y que algunas veces estas dos tipos de día pueden estar tan cerca en el tiempo que la vida puede resultar rara. Pero no sé por que la tristeza se instala, como anoche, en un instante, y permanece firme, ignorando las indicaciones que el cerebro le envía en sentido contrario.
No voy a ser desagradable para que se vaya. Esperaré a que lo haga cuando ella quiera. Seré yo misma, y así, seguro que no va a quedarse.
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Imagen: Egon Schiele.
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