A veces la vida es la misma mierda. Pero hasta la mierda sirve para alguna cosa.
A mi me sirvió para darme cuenta de que lo que ayer creía importante, hoy, después de saber tu historia, se ha convertido en la cosa más superflua, más vacía, más llena de nada, en mucho tiempo.
Y aquí estoy pensando en ese abrazo que te di, que nos dimos, y en las ganas que me quedaron de seguirte abrazando, durante horas, para poder quitarte si pudiera un poquito ese dolor que hoy te entristece, y que parece haber robado para siempre alguna cosa a tu mirada.
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