martes, 26 de julio de 2011

gris

No voy a escribir cosas tristes sólo porque el día es gris, ni porque ahora de repente ha empezado a llover de una manera lenta y constante.

No va a empañar mi estado de ánimo el agua que riega las plantas del balcón y moja los huertos de los campos.

No voy a escribir las penas que dibuja en la ventana el agua con un cuidado hermoso y una delicadeza inesperada.

Voy a alegrarme, con cautela, por las lágrimas no derramadas y por las que lo fueron, por los días de sol, por el mal tiempo, por el cielo gris, azul o negro y por los truenos.

Voy a sonreir, tranquila, mientras seco despacio una esquina del cristal de la ventana con un trapo limpio y nuevo, para poder mirar y ver de una forma nítida y perfecta todo el gris que hoy ilumina este espacio.


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Imagen: Maurice de Vlaminck

domingo, 17 de julio de 2011

mi amigo el pez

Hace seis años y un día conocí a un pez. Al principio no nos entendíamos porque yo no hablo el pez, soy un elefante. Pero él, rápidamente, con gestos de pez, se hizo entender. Todo es cuestión de voluntad, a veces.

La pecera resultó ser algo estrecha para los dos cuando de un salto entré en su casa para ir a jugar como me pedía. Los peces son simpáticos, o él lo era, y yo no lo sabía. El problema fue para salir de ella pero lo logramos, entre risas y empujones.

Ya no se acuerda de mi, me olvidó en un segundo, pero no me duele. A mi me gustaría que se acordara e incluso que me echara de menos. De acuerdo, soy un elefante sentimental, pero no sufro por ello. Le acepté tal y como era, pez, nunca quise cambiarlo. Yo no le olvidaré en toda mi vida, cuestión de especie, tal vez, aunque no estoy seguro, porque el recuerdo está lleno de cariño. Y supongo que si nunca quise cambiarlo fue porque llegué a quererle con todo lo que él era. Dejo aquí un beso de este elefante que escribe en su lindo recuerdo.
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Imagen: Keith Garrow

sábado, 16 de julio de 2011

joven mientras no se demuestre lo contrario

Quería escribir sobre que me habían salido canas a lo Cruela Devil pero es que el devenir de los acontecimientos me sobrepasa, y no hay tiempo material para escribir lo que sucede antes de que haya cambiado.

Hoy encontré una cana en mi cama. Me alegré. Por supuesto que le busqué un significado, y fue totalmente positivo. Se van, se caen, no se encontraron cómodas en una juventud eterna, desgastada por el paso de los años pero viva, y huyen sin dejar espacio para el olvido.

Tan contenta estuve que ahora deseo que sea mañana para descubrir qué más encuentro. Tal vez cuando dormimos los sueños se llevan lo que no queremos, nos limpian las penas, renovando una energía que nunca muere aunque a veces se fatiga. En realidad no quiero ver qué cosa pierdo esta noche, seguro que me servirá para seguir ganando muchas otras.


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Imagen: desconocido.

miércoles, 6 de julio de 2011

al otro lado del teclado

Estoy un poco cansada y con ganas de escribir lo que a nadie le interesa. Con ganas de poner en unas frases todo lo que tengo aquí, al otro lado del teclado, como si así fuera a salir de mi para instalarse en otra persona, o en un personaje inventado que cabe en cualquier ser humano. Aunque sería imposible plasmar en letras y palabras todo lo que me empuja y me detiene, lo que me saca de la razón y me lleva a ella en un mismo instante. Sólo me queda agradecer a los no lectores su presencia y su existencia por dejarme ser, a veces o casi siempre, yo misma. Y a los lectores, por elegir entre mil, y como una más, esta forma fácil de perder el tiempo, que en días como hoy me hace sentir escuchada.


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Imagen: Paul Klee