sábado, 17 de abril de 2010

historia de dos amantes

Aún no sé porque no lo eliminé de esa red social del diablo en el mismo instante en me que solicitó amistad. En otras ocasiones cuando un desconocido me añadía lo eliminaba sin gastar un segundo más en pensar en nada.

Me había encontrado  no se como, en un grupo común de esa misma red social, al que pertenecían actores y actrices y gente relacionada con el mundo de la interpretación, como él, supuse. En realidad en un primer momento dudé si lo conocía porque a veces una tiene mala memoria, y le envié un mensaje con esa pregunta y disculpándome por si acaso. "No, nos conocemos, pero eso lo podemos solucionar fácilmente". Me hizo reir y supongo que eso me gustó. Soy de risa fácil, es cierto, pero la verdad es que a partir de entonces empezamos un intercambio de mensajes interesante, y en el que nunca dije que yo no vivía en Madrid, hecho que él desde el principio dio por hecho.

Cuando descubrí que estaba casado y él desubrió que yo vivía con mi novio, todo cambió. El compromiso que ninguno de los dos quería tener, nos volvió libres por completo y nos pudimos amar sin problemas, a parte de los logísticos y de la imaginación que algunas veces se agotaba pero que cada uno reconstruía con ilusión reinventando nuevas mentiras para poder vernos. Nos hicimos expertos en el arte de engañar y nos reíamos juntos de las rocambolescas historias que llegábamos a diseñar, indultados por la necesidad. La ocasión hace al ladrón, era nuestro lema para justificar la crueldad descargada contra nuestros cónyuges. Lo que empezó como un juego se convirtió en la mejor historia que nunca soñamos.

El tiempo fue pasando y todavía hoy compartimos la ilusión del primer día. Él no sabe que yo hace casi un año que dejé a mi novio y aunque intuyo que en su vida también han habido ciertos cambios en ese aspecto, sobre todo desde que ha venido a vivir a Barcelona por un cambio en su trabajo según dice, y nos vemos cada semana, no me ha dicho nada. No necesitamos saber nada del otro. Y aunque a veces echo de menos despertarme a diario entre sus brazos, es la historia más llena de verdad que nunca tuve. Y que dure.

3 comentarios:

  1. Que bonita historia, asi debe ser siempre, anonimo para que la convicencia no la desgaste!!!

    ResponderEliminar
  2. ah! jaja gracias hombre, y cuídate ese anonimato entonces...

    ResponderEliminar
  3. Javier Urenda Chaves27 de noviembre de 2011, 19:50

    Sigo flipando...
    Salgo de una peli calcadita...Lo único es que en mi caso los dos éramos de Sabadell, pero también nos ïbamos a Madrid a pasear nuestro amor.
    Lo malo es que al final yo salí algo bapuleado.

    Aunque ha resultado la montaña rusa más vertiginosa en la que nunca monté, valió la pena.

    ResponderEliminar