
Ah, qué grande fue, hablar de la vida y de los sueños, de los hijos que se tienen y de los que no se tendrán, ... de tantas cosas y nada era mentira. De la felicidad también ¿cómo no? y seguí aprendiendo, escuchando unas palabras que alguna otra vez ya había oído, pero que por primera vez comprendí, al darme cuenta que venían de lo que mi propia vida un día pudo haber sido, y no fue. Por fortuna, digo hoy.
¿Y por qué suceden así las cosas? Tan rápidas, tan fáciles, tan extrañas. No lo sé. Surgen simplemente cuando te sales un rato de la prisa, y te dejas llevar por el momento. Cuando estás en algun lugar sin tener un motivo, y tu verdad se encuentra con otra, cara a cara. Y hablamos también del destino, que tú bautizaste como azar. Al destino o al azar, no me importa, hoy le agradezco, por que cuando teníamos que ser tres, fuimos dos, y así pudo darse esa tarde mágica. Esa tarde que fue nuestra.
¡Un tipo con suerte!
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