En un espacio de un metro cuadrado o poco más se encuentran un hombre al que odio sin razón, y otro, al que creo no haber visto nunca. El primero, sentado en el suelo, mira para otro lado. No mira a la gente, ni al hombre. El segundo, de pie, mira a un lado y al otro. Carga a la espalda una especie de tela llena de cosas, como el hombre del saco o papa Noel. Está huyendo de la policía. El primero es joven y en estos momentos no enseña su muñón, ni come pipas. De repente, no mendiga. El segundo, que también es joven, es negro. Parece tener completa todas las extremidades. A su manera, los dos se ganan la vida. Destinos, actitudes, desdicha, fortuna. Juzgar es de ignorantes. --- Imagen: Chema Madoz
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