lunes, 25 de abril de 2011

desencuentros

Él piensa que te podría hacer feliz y tú tienes la certeza de que no. Él tiene la certeza que pasar una tarde contigo sería divertido, y tu estás segura que sería larga. Él imagina que te abraza, y piensa que tal vez tú te sentirías plena. Tú conoces la sensación que te produce su presencia, y la evitas. Tú le miras porque has de hablarle y él también, y son unos instantes que aprovecha al máximo. Tú te das cuenta. 
Y tanto tú como él sabéis que todo es por azar, por mala suerte o por fortuna. Sabéis que es dificil el amor y extraordinario que dos personas coincidan, en un lugar, en un momento oportuno y en un mismo interés, de piel, de carácter, de ilusiones y hasta de interrogantes. Pero en algunos casos, saber no es suficiente. 


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Imagen:  Tamara de Lempicka.

domingo, 24 de abril de 2011

lágrimas ajenas

Hoy pienso en las lágrimas de los que aman y me pregunto a dónde irán, en qué lugar habitan, en qué lugar se funden con la vida o crean espacios imborrables.

Hoy quiero quitarlas, eliminarlas de un plumazo y con un grito, para que salgan, que se larguen y se esfumen con el viento.

Y no puedo escribir sin derramar alguna, que sin derecho a hacerlo cae, inservible, desubicada por incomparable. Porque el dolor, aunque en mi tiene otro nombre, existe por no poder hacer nada para salvarlos de esa tristeza que hoy parece infinita.


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Imagen: Matisse

domingo, 17 de abril de 2011

Espejo espejito

Me encantan las patatas fritas de bolsa y odio el café con leche, pero nunca tomé la decisión en ninguno de los dos casos. Me vino dado como otras cosas a las que resulta imposible renunciar. A mi me gustaría que me gustara el café con leche, siempre lo pienso, para tomarlo bien caliente en invierno y que me reconfortara. Pero lo detesto, la leche me produce náuseas. Supongo que no se puede ir en contra de algunas cosas que son parte de nuestra esencia. A parte de que el respeto, a mi entender, empieza por el que uno se tiene a uno mismo, e ir por la vida en dirección contraria, a la larga desgasta y produce efectos secundarios y raros.

Qué nos gusta y qué no, qué somos y qué necesitamos para ser felices, o, dicho de otro modo, qué nos falta y qué nos sobra. No es de fácil respuesta la pregunta y puede incluso resultar incómoda. Solo parecería interesante responder de una forma serena y desde la plena libertad, esa de la que no podemos escapar cuando nos miramos a solas frente al espejo. Quizá vale la pena detenerse de vez en cuando y desde el coraje tomar las decisiones que sí están a nuestro alcance, para no olvidarnos de nosotros mismos. No vaya a ser que el tiempo pase, el subconsciente actúe o la fuerza de la costumbre, y sin darnos cuenta nos habituemos a la náusea y lleguemos a confundirla con la normalidad. Lo que viene dado es lo que somos, pero en todo lo demás mandamos nosotros. Fantástico, entonces.


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Imagen: Modigliani

lunes, 4 de abril de 2011

Llegaré

Soy un hombre muy pequeñito, pero nadie lo sabe. Me inventé una grandeza y alguien me creyó. Y después todos los demás. Ahora estoy solo aunque tengo miles de amigos que no saben quien soy. Me voy. Voy a buscarme. Y si me encuentro encontraré alguna cosa. Y si no me encuentro, continuaré caminando hacia ninguna parte, y llegaré a ése lugar, seguro.


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Imagen: Fernando Botero

domingo, 3 de abril de 2011

primavera

Qué lindo cuando te miro y tú dejas de hacerlo en un segundo, de inmediato, casi con susto, como el niño descubierto haciendo una maldad. Grande lo que estás haciendo ahora que es nada, nada más que dejarte contemplar. Te mueves, sales, entras para que yo te vea, y me encanta, y te observo, y disfruto, cada movimiento, cada acción, cada gesto, cómo caminas, cómo bebes y cómo haces ver que no estás completa y absolutamente pendiente de mi. Quiero alargar este momento, registrarlo para visionarlo mañana. Por si ya no estás, por si ya te fuiste, por si nos aburrimos o nos distrajeron otras presencias, intereses, inquietudes. Pero qué extraña la timidez que me alcanza cuando tengo que hablarte, cuando la distancia se acorta y las miradas se obligan, y qué lindo tú y qué linda tu sonrisa y qué linda la primavera.



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Imagen: Roy Lichtenstein