domingo, 27 de junio de 2010

Bayetas, estropajos y demás

Tengo todos los tipos de trapos, bayetas, plumeros y estropajos que podais imaginar, y existentes en el mercado. Sí. Yo odio limpiar, pero de vez en cuando, muy de vez en cuando, me entra una inspiración divina, y pienso que voy a cambiar. Y como esto me ocurre, las veces que me ocurre, cuando estoy haciendo la compra y paso con mi carrito por delante de ese pasillo maravilloso con todos esos productos de limpieza y magníficos utensilios, no puedo evitar la tentación de meter algunos de ellos en el carrito, y al llegar a casa, orgullosa, guardarlos en la parte del armario donde estan todos ellos. No os lo creeréis, si os digo que invierto largo tiempo en ese pasillo, y empiezo a ver la gran utilidad de todos y cada uno de ellos. Leo con devoción todas las instrucciones, bayetas con microfibra y ¡de varios colores! para distinguir todas las habitaciones del hogar, ¡es genial!, y ganas tengo de parar a aquella señora o chico joven que pasa por ahí sin detenerse, sin haberlo visto, y decirle: Eh espera! ¿Has visto? ¡este gel limpia las ollas de las manchas incrustadas! y, además, realmente creo que eso es lo que necesito, que es eso lo que me falta para poder ser como las demás personas. Esos productos, ese plumero que se alarga, esas toallitas limpiadoras de nevera, o las de microondas, los que faltan en mi vida para ser normal. Ahora, acabo de descubrir, buscando si en la despensa había olivas para picar junto mi cerveza, entrando de la terraza en bikini...que todavía hay dos que no he estrenado. Aunque no encontré olivas, me ha hecho ilusión. La limpieza eficaz de las microfibras unida a una pràctica y ultra-absorbente esponja...tendrías que verlo. Intentaré no volver a comprarlos la próxima vez que vaya al super, y estrenarlos...pronto, cuando cambie.

martes, 1 de junio de 2010

Lo malo de aburrirme en el trabajo

Lo malo de aburrirme en el trabajo, no es que haga otras cosas que no debo, que desatienda mis obligaciones, o que arriesgue mi estabilidad económica a corto plazo. Lo malo de aburrirme en el trabajo es que después de hacer todo lo demás me da por pensar en él y por un momento hasta me creo que es lo que no es. 
 
Lo malo de aburrirme en el trabajo es que mi imaginación empieza a desarrollar estrategias rocambolescas que veo normales, sólo para reeencontarle, o tal vez hacer un poco divertida la ocasión. Lo malo de aburrirme en el trabajo es que mi locura, que ya hace tiempo me liberó del pudor, mezclada con mi yo impulsivo, pueden desembocar en algo extremadamente imprevisible y espantoso, de resultados inalcanzables por una mente entretenida y en sanas condiciones.

Lo malo de aburrirme en el trabajo, es que esos resultados pueden llegar a ser frustantes por las expectativas inventadas en ese estado de trance, y a punto estoy de equivocarme, y acelerar lo que entonces creo que va a suceder.

Tengo que cambiar de trabajo. Tengo que dejar de aburrirme. Tengo que actuar deprisa, para evitar que la razón evite que lleve a cabo las locas estrategias y no vuelva a verle,...lo malo de aburrirme en el trabajo.



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Imagen: Jean Dubuffet.